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martes, 4 de diciembre de 2018

App para control alimenticio

Una de las soluciones para poder combatir los problemas alimenticios seria crear una aplicacion "nutriapp".
Esta "nutriapp" seria una aplicacion, la cual su principal función seria mantener una constante comunicación entre el nutriologo y su paciente, aparte, tendrian contacto con psicologos y medicos de ser necesario para poder combatir los problemas en un enfoque global y hacer de cada uno de estos casos algo particular.



nutriapp estaria disponible apartir del mes de agosto de 2019.




Problemas alimenticios



Trastornos alimentarios

El número de víctimas es devastador entre la juventud estadounidense, especialmente las jovencitas. Diagnosticarse y tratarse puede ser un asunto de vida o muerte. Esto es lo que puede hacer para saber cómo ayudar a su hijo.

Los trastornos alimentarios como la anorexia, bulimia y las comilonas involucran una fijación en el peso que puede provocar alteraciones severas en la alimentación y las funciones del organismo. Los trastornos alimentarios pueden surgir rápido y convertirse en peligrosos igual de rápido. En cuestión de semanas, las personas que desarrollan trastornos alimentarios pueden terminar en el hospital. Tienen un índice de mortalidad significativamente más alto que cualquier otra condición psiquiátrica.

“Si los padres sospechan que su hijo tiene un trastorno alimentario, esta no es una situación de esperar para ver”, advierte el Dr. Dave Rosen, FAAP, profesor clínico, Departamento de Pediatría y enfermedades contagiosas, Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan. Reconocer las señales de un trastorno alimentario e intervenir rápidamente puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Percepciones del peso
De los millones que sufren de trastornos alimentarios, 90 por ciento son mujeres entre las edades de 12 y 25 años. El origen de los trastornos alimenticios puede ser la percepción de la persona de que tiene un peso corporal anormalmente alto. Esto es generalmente cierto con la anorexia.

La anorexia, que ocurre con más frecuencia en adolescentes, es una condición en la que la persona afectada literalmente se mata de hambre y se rehúsa a mantener incluso el peso corporal más bajo. Los anoréxicos también pueden eliminar los alimentos al vomitar o abusar de los laxantes. Pueden hacer ejercicio en exceso. Aunque son extremadamente delgados, siempre se “ven” gordos. Los médicos diagnostican anorexia cuando alguien pesa 15 por ciento menos del peso corporal normal para su edad y altura.


Comilonas y purga
La bulimia ocurre con más frecuencia en adolescentes mayores, que pueden estar en cualquier lugar entre levemente debajo del peso a obesos, pero nunca con tan poco peso con un adolescente con anorexia. Las personas con bulimia frecuentemente comen en exceso, atragantándose con miles de calorías, con frecuencia altos contenidos de carbohidratos y grasa. Durante la comilona, quienes la padecen, se sienten completamente fuera de control. La comilona termina solo cuando el estómago les duele, se quedan dormidos u otra persona los interrumpe.

Después de la comilona viene la purga. El dolor de estómago y el temor a aumentar de peso pueden provocar que la persona se induzca el vómito (algunas veces con el medicamento ipecac) o a utilizar laxantes o diuréticos para eliminar la comida de sus cuerpos tan rápido como sea posible. El ciclo se repite por lo menos dos veces por semana o cuando es más severo, varias veces al día.

Las comilonas son similares a la bulimia pues involucran una comilona, pero no seguidas de una purga. Es un trastorno muy real para algunos, pero aún no se ha definido como trastorno psiquiátrico debido a falta de investigación. “Consideramos que son genéticas y otras anormalidades psicológicas subyacentes a la anorexia y bulimia” dice Rosen. “No sabemos eso sobre el trastorno alimenticio de las comilonas”. Las comilonas afectan casi tanto a hombres como a mujeres. Los sentimientos de culpa después de una comilona provocan que la persona repita el comportamiento.



Señales que de algo anda mal
Los síntomas más comunes de los trastornos alimentarios pueden incluir:



Interrupciones en el ciclo menstrual
Fatiga
Depresión
Ritmo cardíaco irregular
Los niños con trastornos alimentarios pueden parecer ansiosos a la hora de la comida o prefieren comer solos. Los anoréxicos desarrollan insomnio, anemia, pelo fino que cubre el cuerpo denominado lanugo o cabello y uñas quebradizos.

Si su niño sufre de bulimia, también puede presentar visitas largas y frecuentes al baño durante o después de las comidas. Una persona bulímica también puede tener mejillas o glándulas inflamadas, caries y dedos enrojecidos por inducirse el vómito. Los comilones pueden sufrir de dolor en las articulaciones.

Con todos los trastornos alimenticios, la negación puede ser uno de los síntomas. Es posible que los amigos o familiares deban insistir en que la persona que los padece busque ayuda pues las complicaciones pueden ser severas o fatales.


Consecuencias severas
Una cantidad tan alta como una de cada diez personas con anorexia mueren debido a pérdida severa de peso o suicidio. Los músculos del corazón se pueden debilitar. Los cambios hormonales pueden provocar infertilidad, pérdida del tejido de los huesos o retraso en el crecimiento. Una alteración en los niveles de minerales y fluidos corporales puede crear un desbalance de electrolitos, lo que puede ser fatal. Puede haber daño a los nervios o al cerebro, convulsiones o pérdida de sensaciones.

Las personas que sufren de bulimia pueden experimentar deshidratación, úlceras pépticas o pancreatitis. Los bulímicos y anoréxicos pueden tener estreñimiento a largo plazo.

Los comilones pueden sufrir presión sanguínea alta, niveles de colesterol elevados, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 o enfermedad de la vesícula biliar.



Cómo buscar ayuda médica
Si sospecha que su hijo puede tener un trastorno alimentario, el Dr. Rosen sugiere un acercamiento tranquilo. “Si los padres se acercan a sus hijos de manera comprensiva sin confrontación y de una manera que invite a la revelación”, dice, “los niños que luchan con esto tienen más probabilidades de buscar ayuda en sus padres sobre cualquier problema que puedan tener”.

Un médico con frecuencia diagnostica un trastorno alimentario al preguntar al paciente sobre sus hábitos alimentarios y de ejercicios e imagen corporal. Puede realizar un conteo sanguíneo completo (CBC) para detectar anemia u ordenar un electrocardiograma, rayos X del pecho, prueba de densitometría ósea, pruebas de diagnóstico por imágenes para detectar daño en el cerebro o tracto digestivo o pruebas de distintos órganos.

Aunque los trastornos alimentarios no se curan, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado pueden garantizar una recuperación duradera. El tratamiento con frecuencia incluye educación nutricional, psicoterapia y asesoría familiar. Aunque el Dr. Rosen está de acuerdo en que algunos medicamentos pueden ayudar para la bulimia, advierte que no se debe tratar la anorexia con medicamentos. Por otro lado, las personas que sufren de anorexia también pueden sufrir de otros trastornos emocionales. Los médicos pueden tratar simultáneamente estas condiciones con medicamentos.


No solo para niñas
Aunque los trastornos alimentarios afectan desproporcionadamente a las mujeres, Rosen advierte a los padres que no ignoren los hechos de que los niños también pueden tener trastornos alimentarios. No hay un motivo particular. En lugar de ello, las circunstancias pueden facilitar el camino a un trastorno en un muchacho predispuesto a esta condición. Una diversidad de factores, que cruzan la línea de los géneros, puede influenciar el riesgo, incluso la genética, la presencia de trastornos emocionales, comportamiento familiar y mensajes poco saludables de los medios.

Aún así, los padres pueden ayudar a evitar los trastornos alimentarios al comportarse como modelos a seguir de una imagen corporal saludable. “Si usted es madre de niñas y está a dieta todo el tiempo, es muy difícil decir a su hija que debe sentirse satisfecha con su propia apariencia”, previene el Dr. Rosen.

También es muy importante ser cauteloso con los mensajes que transmiten los medios a sus hijos, se denomina alfabetización de los medios. “Si usted es una persona joven y todas las imágenes que ve en los medios muestran una figura específica, puede asumir equivocadamente que ese es el cuerpo que todos debemos tener”, dice el Dr. Rosen. “Los niños deben aprender a cuestionar lo que ven en todo tipo de medios y a establecer expectativas más realistas sobre ellos mismos”.

Desde luego, muchos adultos pueden seguir el mismo consejo.

Obesidad infantil

En los últimos 40 años, el número de niños obesos en el mundo se ha multiplicado por diez, y, de mantenerse las condiciones actuales, para 2022 habrá más población infantil y adolescente con obesidad que desnutrida, calcula este estudio.

Otro de los aspectos destacados es que la tendencia al sobrepeso crece especialmente en los países en desarrollo, mientras que se ha estancado en las naciones ricas. “Estas tendencias preocupantes reflejan el impacto de la mercadotecnia de la comida en todo el mundo y el hecho de que la comida sana sea demasiado cara para ser adquirida por las familias pobres”, explicó en una videoconferencia desde Londres Majid Ezzati, principal autor del texto. Consultado sobre las razones por las que se ha estancado en los países ricos, explicó que seguramente “en los primeros años de la década de 2000 se dieron cuenta de la tendencia al alza de los índices de obesidad y reaccionaron aplicando políticas públicas que al menos frenaron el crecimiento exponencial”.





Y ¿por qué es preocupante que los niños y los jóvenes sean obesos? La salud es una de las principales fuentes de bienestar de las personas. Es también uno de los principales componentes del llamado capital humano y, como tal, uno de los determinantes del crecimiento económico y la pobreza de cualquier país. Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. El sistema de salud mexicano no podrá resistir esas cargas financieras de las enfermedades crónicas.

El sobrepeso y la obesidad son, en gran medida, prevenibles. Por consiguiente, hay que dar una gran prioridad a la prevención de la obesidad infantil. Según la OMS, la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad infantil es atribuible a varios factores, tales como: el cambio dietético mundial hacia un aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos con abundantes grasas y azúcares, pero con escasas vitaminas, minerales y otros micronutrientes saludables.

También obedece a un cambio social que no está relacionado únicamente con el comportamiento del niño, sino también cada vez más con el desarrollo social y económico y, desde luego, con los malos hábitos de su entorno familiar. También hay que considerar que se ha presentado una disminución de la actividad física en niños y jóvenes debido al aumento de la naturaleza sedentaria de muchas actividades recreativas, tales como la televisión y los videojuegos.

No podemos dejar de lado que nuestro país es el principal consumidor de refrescos y bebidas azucaradas, promediando 163 litros por persona al año. Actualmente, México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil, y el segundo en obesidad en adultos, precedido sólo por Estados Unidos. Problema que está presente no sólo en la infancia y la adolescencia, sino también en población en edad preescolar. Datos de la Ensanut (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición) indican que uno de cada tres adolescentes de entre 12 y 19 años presenta sobrepeso u obesidad. Para los escolares, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad ascendió un promedio de 26% para ambos sexos, lo cual representa más de 4.1 millones de escolares conviviendo con este problema.

En cuanto a la prevalencia de obesidad en niños por entidad federativa en México, son seis las entidades que pasan de 20 por ciento de su población: Baja California Sur, Campeche, Nuevo León, Tabasco, Tamaulipas y Yucatán, en orden alfabético.

Los hábitos alimenticios comienzan en casa. Soy mamá de una preescolar de seis años, quien me cuenta que a sus compañeros les mandan de lunch, por ejemplo: salami, salchichas, refrescos, pan de dulce, tamales, golosinas, etcétera. Así que para combatir este problema grave es esencial crear una educación integral respecto de los hábitos y dietas que pueden ayudar a mejorar la salud de nuestros niños.

El cambio está en todos, no permitamos que nuestros niños sigan enfermando y muriendo por causas como ésta. El sobrepeso y la obesidad son condiciones de salud prevenibles. Las políticas, los entornos, las escuelas y las comunidades son fundamentales, pues condicionan las decisiones de los padres y los niños, y pueden hacer que los alimentos más saludables y la actividad física regular sean la opción más sencilla, previniendo, así, la obesidad.